“Nos enseñaron desde niños cómo se forma un cuerpo, sus órganos,
sus huesos, sus funciones, pero nunca supimos de qué estaba hecha el alma”
-Mario Benedetti-
Una buena educación
emocional conlleva todo un proceso de aprendizaje en el que se va
construyendo la visión del mundo, de nosotros mismos y cómo nos manejamos.
Además cada
experiencia que vivimos tiene un tono emocional. Con
un desarrollo adecuado de las emociones podremos:
-Recuperarnos antes en el
tiempo de la experimentación de emociones negativas.
–Adoptar
una actitud positiva ante la
vida.
-Ser más optimistas.
–Saber expresar
nuestros sentimientos.
-Presentar capacidad de cooperación y una buena resolución de conflictos.
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