miércoles, 17 de mayo de 2017

EDU, el pequeño lobo



   Edu, el pequeño lobo de Grégoire Solotareff es un maravilloso cuento sobre la amistad en el que se aprende el respeto hacia los otros y hacia uno mismo.

   Es muy importante trabajar con los niños y niñas desde pequeños la asertividad.

   La asertividad es un modelo de relación interpersonal que consiste en conocer los propios derechos y defenderlos, respetando a los demás.

    la asertividad se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la pasividad, que consiste en permitir que terceros decidan por nosotros, o pasen por alto nuestras ideas; y por otro lado tenemos la agresividad, que se presenta cuando no somos capaces de ser objetivos y respetar las ideas de los demás.

   Es de gran importancia aprender a ser asertivos, a no agredir pero tampoco someterse a la voluntad de otros. Hay que manifestar las  convicciones y defender los propios  derechos desde un estado interior de autoconfianza, Contar con un criterio propio dentro de la sociedad es indispensable para comunicarnos de una mejor manera.
    La historia nos narra como Edu un pequeño lobo que nunca había visto un conejo y Tom un pequeño conejo que nunca había visto un lobo se hacen amigos inseparables. Edu había oido que los lobos comían conejos y Tom también había oído hablar de lo mismo  pero deciden olvidarlo y comenzar a convivir.
   ¡Qué felices eran! Buscaban frutas juntos, iban a pescar, paseaban y correteaban por todos los lugares... Entre sus juegos había uno que les divertía muchísimo, lo llamaban: "MIEDO AL LOBO Y MIEDO AL CONEJO"
   El juego consistía en que Una vez era el conejo el que gritaba muy fuerte abriendo mucho la boca y levantando los brazos y asustaba al lobo y luego era el lobo el que hacía lo mismo y ambos se reían.
   Pero el tiempo fue pasando y ambos fueron creciendo y Edu se iba convirtiendo en un lobo mayor, le crecieron los dientes, los brazos... A Tom empezó a darle un poquito de miedo de verdad el juego de "MIEDO AL LOBO Y MIEDO AL CONEJO" y ya no quería jugar. pero Edu le decía que era su amigo y que si no jugaban se pondría triste y Tom, que quería mucho a Edu siguió jugando aunque cada vez le gustaba menos.
   Un día, Edu había crecido tanto que cuando jugaron Tom se asustó muchísimo, se puso a llorar y le dijo: "¡NO, Edu! ¡No voy a jugar nunca más!".
   "Pero si eres mi amigo tienes que jugar", le contestó Edu, "A mi me gusta y me divierte".
   "Vete, Edu", dijo Tom, "ya no podemos ser amigos..."
   Edu no entendía nada y muy triste salió de la madriguera y se marchó al bosque. 
   Cuando se hizo de noche y se sintió solo comenzó a temblar, oía ruidos extraños, imaginaba miles de peligros y Edu sintió MIEDO. Hasta entonces no sabía lo que era eso y comprendió lo que Tom sentía cuando jugaban a aquel juego que a él le divertía.
   Se acurrucó debajo de un árbol hasta que se hizo de día y regresó a la casa de Tom. Le pidió perdón y le prometió que nunca volverían a jugar a nada que no fuera divertido para los dos y que a los dos les hiciera felices.
   Desde ese momento que Edu entendió que el miedo de Tom era real se convirtieron en amigos, de nuevo, inseparables pero ahora respetando sus diferencias.
   ¿Y tú? 
¿Haces a veces algo por los demás que no te gusta demasiado porque piensas que si no lo haces dejarán de quererte?







1 comentario:

  1. Gracias Mayte! Me parece un cuento maravilloso para trabajar con los más pequeños esa herramienta tan necesaria como desconocida como es la "Asertividad" para aprender a convivir en paz.

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