En el equipo de educación Infantil proponemos
este proyecto porque sabemos que los niños son curiosos por naturaleza y
pensamos que es precisamente en las primeras etapas de su desarrollo en las que
debemos ayudarles a trabajar una actitud científica, a descubrir los valores de
la ciencia y una forma particular de mirar el mundo.
¿Cómo
podemos acercar las teorías científicas, sus explicaciones y su capacidad de
predecir, a los niños? ¿Podemos conseguir que se detengan a observar lo que les
rodea, y preguntarse cuestiones cómo la composición de los cuerpos que vemos,
sobre cómo se explican los colores, qué hace que brillen las estrellas, y
muchas otras preguntas sobre la realidad natural?
Nos
proponemos alentar a los niños para que
se planteen sus propias preguntas, y hacerles preguntas a ellos para que puedan
compartir sus ideas. Podemos utilizar las propias experiencias de los niños
para acercarles a una visión científica del mundo. Investigando y
experimentando, los niños aprenden las ciencias y aumentan sus conocimientos
sobre las ideas científicas: tocando, manipulando, o cambiando cosas,
desarrollan su actitud científica ante la vida.
Utilizamos
como punto de partida o motivación para el
proyecto el montaje de un “laboratorio en el patio, en el que un
científico estará experimentando” El mismo día que encontraron el laboratorio en
el patio, en la clase apareció un científico que nos dejó tubos de ensayo, gafas, imanes
y otros materiales con los que todos vimos la posibilidad de comenzar a realizar
experimentos. ¡Nos vamos a convertir en científicos!