Cuando presento Los Mundos De Carely me encanta contagiar pasión sobre lo bonito y enriquecedor que es el acompañamiento emocional en la infancia. Hoy, viernes en la Biblioteca Municipal Juan García Valdemora de El Casar nos hemos reunido un grupo de personas y hemos pasado un rato entrañable que se nos pasó volando charlando sobre este tema.
Qué feliz me hace que la gente vea en Carely una manera de reflexión y diálogo sobre las emociones.
Gracias a la Biblioteca por la invitación y su amable acogida en especial a María Isabel Puebla, su directora.
Gracias a Yolanda Ramírez, Concejala de Cultura por su cordial recibimiento y hacer todo tan fácil y espontáneo.
Gracias a la librería El Casar y a Flory por estar ahí para quién quisiera pudiera adquirir el libro.
Y gracias a mi muy querida amiga Carmen @moyagalvez por compartir conmigo además de tantos, este momento.
Y una de estas cosas maravillosas que me pasan…
Un mensaje directo que se quedó unas semanas en -solicitudes pendientes-
“Hola Mayte, soy M… … , no sé si te acordarás de mí, fui alumna tuya. Me alegra mucho poder volver a hablar contigo. Te recuerdo con mucho cariño. ¿Qué tal estás?”
No es la primera vez que aparece esa duda en alguna alumna o alumno que me encuentra o que me escribe: No sé si te acordarás de mí…
Y no se dan cuenta de que no se puede olvidar a aquellas personas con quien compartí los años más importantes de su infancia. Quizás me pueda despistar una cara tras mucho tiempo sin verla y todo lo que cambian según van creciendo, pero en cuanto el cerebro hace la conexión, la emoción y el sentimiento la hace aún más fuerte.
Hablamos por escrito, me cuenta cómo le van las cosas y me dice que sabe que he escrito un libro y que quiere tenerlo y que se lo dedique.
Le comento que en unas semanas haré una presentación en una biblioteca de un pueblo que está algo lejos de su casa y me dice que va a pedir en casa que la lleven…
Y el viernes pasado allí se presenta con su madre, esta adolescente que sigue teniendo la misma mirada dulce que en su infancia y a mí, como no podía ser de otro modo, me emociona mucho.
¡Qué suerte haber podido acompañar en sus primeros años a niñas y niñas como tú!
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