lunes, 7 de diciembre de 2020

HOY HABLAMOS DE MATEMÁTICAS

    Me parece importante que siempre las familias estéis informados de cómo se trabajan en el aula los conceptos, en esta ocasión los matemáticos y por qué se trabajan de la manera que lo hacemos.

   El curso pasado realizamos un pequeño acercamiento y es bueno recordarlo y ampliarlo en este momento del curso. 

   "La matemática es una actividad mental. Hacer matemática implica ante todo establecer relaciones y el rigor debe ir unido a la matemática desde las primeras experiencias que en la infancia se  tiene para conseguir el conocimiento. 

   Un docente responsable de desarrollar el pensamiento matemático, permitirá que su alumnado establezca relaciones y encaminará sus estrategias didácticas hacia la comprensión desde la realidad mental y la evidencia lógica. Formulará preguntas que provoquen claros desafíos al pensamiento, sin decirle en modo alguno al niño o a la niña, como debe pensar."
 (José Antonio Fernández Bravo)

   Basándonos en esto, nuestros juegos matemáticos siempre implican desafíos, muchas veces no se  explica "lo que hay que hacer", comienza un juego y es nuestra mente la que tiene que interpretar que es lo que está pasando, que es lo que debemos hacer para continuar, qué hace falta para seguir... Esto hace que todo nuestro ser esté volcado en la actividad y el aprendizaje se carga de emoción.

   Los niños y niñas piensan con ideas, no con palabras, por eso casi siempre actúan y no son capaces de explicar lo que han hecho, expresar con palabras la acción se consigue después de mucho más tiempo. Nos dicen: "Porque es así". Lo ven claro de manera intuitiva.

   A la hora de observar la respuesta que una niña o niño da a un desafío se tiene que tener muy en cuenta que puede que la respuesta no coincida con la que espera el adulto, esto no quiere decir que no han razonado, quiere decir que han pensado de manera diferente.

 En ese momento no se debe ignorar o ridiculizar su manera de pensar, debemos seguir desarrollando estrategias para que llegue al concepto que queremos que adquiera y sobre todo y principalmente "escuchar y observar" para tratar de averiguar cual ha sido su razonamiento.

   Si restamos valor a su respuesta y el niño o niña se siente mal, poco a poco lo que intentará es tratar de  "adivinar" lo que adulto espera  y contestará al azar, quizás la misma respuesta que el niño anterior, o lo que contestó en otra ocasión que le sirvió para acertar aunque nada tenga que ver con la respuesta...

   Un ejemplo: Ante la respuesta de un menor a una pregunta formulada por el adulto la reacción de este último es: "¡Está mal! ¿Quieres pensar de una vez y centrarte?", El niño o la niña irá contestando cada vez de manera más rápida, diciendo lo primero que se le viene a la cabeza... ya no le interesa "saber la solución", ya sólo quiere contentar al adulto, adivinar que respuesta quiere y poder dejar de pasar el apuro. Imaginad situaciones así vividas día tras día a que le puede llevar, a un bloqueo y a dejar de importarle. Esto puesto así tan simple, parece exagerado pero quiero que se conozca la verdadera importancia de los aprendizajes que se viven en estas edades.

   Hay que acostumbrarse a que el aprendizaje consiste en ensayo-error para nunca dejar de esforzarnos con ilusión.

   TODOS Y CADA UNO DE LOS DÍAS se trabajan en el aula conceptos lógico matemáticos, desde la asamblea a la llegada, en juegos colectivos en la alfombra o en los rincones de juego.


   Algo tan sencillo como haber acumulado varias piñas traídas de los paseos otoñales nos vale para recordar que TODO ES RELATIVO, que nada es grande, ni pequeño, ni alto ni bajo, si no es comparado con otro objeto. Que no podemos llamar a nada mediano sino estamos utilizando dos objetos más con los que compararlos...

   Una y otra vez nos damos cuenta que al que llamábamos pequeño en una ocasión, al momento puede convertirse en el más grande y que hay cualidades con las que no podemos definir algo si no lo relacionamos con otros.

   Utilizamos muchas veces expresiones en negativo para que la mente se esfuerce más. De esto ya hemos hablado en alguna ocasión. De esta manera el cerebro está alerta a descodificar toda la frase y no quedarse con lo último que suena: "Dame la granada que no sea la más grande" "De estas hojas ¿Cuál dirías que no es la más alargada? ¿Podrías decirlo de alguna más?..."

   No hay que acelerarse en los procesos porque con buenas bases después los aprendizajes van más rápido.

   En ocasiones las cualidades de los niños y niñas nos deslumbran hasta tal punto que podemos caer en la tentación de pretender "acelerar" sus procesos de aprendizaje y no sólo hay enseñanzas al final del trayecto: el viaje mismo es puro aprendizaje rico y valioso.

   Decía la pediatra Emmi Pikler que "intentar enseñar a los niños y niñas algo que pueden aprender por si mismos no sólo es inútil sino también perjudicial."

   Con  lo que respecta a la adquisición del concepto de número de cía Piaget:  "Los niños comienzan a contar aproximadamente a los dos años, poseen una comprensión elemental de las cantidades. Pero es muy diferente recitar los nombres de los números que ser capaz realmente de comprender su significado." 

LO IMPORTANTE NO ES SABER HASTA CUÁNTO CUENTAS SINO LO QUE SIENTES Y COMPRENDES CUANDO ESTÁS CONTANDO.

   Antes de introducir el concepto debemos:

- Distinguir las partes del todo.
- Reconocer elementos iguales y diferentes.
- Establecer relaciones de clasificación.
- Comparar intuitivamente el tamaño de dos agrupaciones (muchos, pocos)...
- Establecer correspondencias entre los elementos de un grupo.

   En clase a parte de otros materiales, las regletas Cuisenaire están presentes siempre. Ahora jugamos a componer "paredes" de colores. Poco a poco  a los colores les iremos nombrando con números porque intuitivamente ya los estamos descubriendo.


   Iremos utilizando también otros materiales:








   Llegaremos a darnos cuenta que aunque las regletas sólo llegan hasta el diez (naranja) podemos construir números mayores con ellas...








   Querremos saber de cuántas maneras se puede descomponer un mismo número y comprenderemos que da igual el orden de los sumandos...luego en primaria le llamaremos propiedad conmutativa de la suma, o daremos nombre a los números que se forman con dos regletas iguales: número par, o quizás  aquellas escaleras que hacíamos añadiendo cada vez uno del mismo color (1 roja, 2 rojas, 3 rojas...) nos daremos cuenta que no estábamos haciendo nada más y nada menos que construir las tablas de multiplicar. Lo fundamental es que en la mente se forme el concepto, aprender a nombrar no es difícil.
   


   Cuando un niño o una niña pasa de las primeras edades escolares a nadie le importa si empezó a contar a los dos, a los tres, a los cuatro... Nadie se va a preocupar sobre a qué edad comenzó a escribir y leer. Lo verdaderamente importante será cómo de bien comprende lo que lee, como está su cerebro preparado para aprender, como es de capaz de seguir adquiriendo conocimientos sobre bases sólidas.


   José Antonio Fernández Bravo es un gran conocedor del desarrollo de la mente infantil en el conocimiento de las matemáticas. Tuve tras hacer varios cursos de formación con él, el gran placer de formar parte de la primera promoción de Expertos en didáctica de la Matemática que se desarrolló en la Universidad Camilo José Cela y que promovió él mismo y que sigue desarrollándose desde entonces año tras año.

   El año pasado se hizo muy popular la charla que dio formando parte de las diferentes charlas que el BBVA junto con EL PAÍS  organizan bajo el nombre de APRENDEMOS JUNTOS.

   Os invito a conocerle en este pequeño fragmento de la misma:



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