En marzo de 1994 estaba en el colegio Cristo de la Esperanza de Marchamalo. Había dado a luz a mi segunda hija en septiembre del año anterior por lo que al llegar al centro decidí cogerme la vacante que había de apoyo para causar el menor daño posible al estar de baja en una tutoría que tendrían que tener dos tutoras diferentes durante ese curso escolar. La tutoría de 2º curso de Educación Infantil la cogió Manuela una compañera venida de tierras valencianas.
Al comenzar el mes de marzo se puso algo nostálgica y nos contó que en su tierra en todos los colegios durante esas fechas se prepara "la falla del cole" para quemarla en el patio en esas fiestas y dijo: "¿Por qué no hacemos una?".
En seguida nos ilusionamos con la idea, y pensamos que sería bonito acercar a Manuela a "su Tierra" y acercar "su Tierra" a todos nuestros niños y niñas y a nosotras.
Todos disfrutamos una barbaridad en la realización de nuestra falla. Realmente lo pasamos bien y quedó muy bonita. El problema fue explicar a los niños que la íbamos a quemar una vez estuvo terminada... ellos no eran valencianos.
- "Pero, ¿Por qué? ¿No ha quedado bonita? Con todo lo que hemos trabajado..." - Decían
- " Pues... porque se hace para eso. ¡Es una falla!" - Decía Manuela
Finalmente Manuela y nosotras les convencimos animándoles a que vieran en la tele con sus familias La Cremá de las Fallas de Valencia y en el cole la quemaríamos después.
Aquella primera promoción, la primera vez que un grupo había empezado su escolarización a los tres años en este cole...
No hay comentarios:
Publicar un comentario