Esta inesperadamente lluviosa y fría tarde de Marzo nos hemos vuelto a reunir en el aula para seguir creciendo juntos después del mes pasado en el que conversamos sobre la importancia de REMAR EN LA MISMA DIRECCIÓN.
El objetivo marcado para este encuentro fue comprender de forma sencilla, como funciona el cerebro de un niño y qué es lo que le diferencia de un adulto. En los últimos diez años la Neurociencia cognitiva ha dado un vuelco en
lo que se refiere a entender mejor los mecanismos neuronales sustrato del
aprendizaje y la enseñanza y los muchos factores que la influencian.
Francisco Mora Teruel |
El principal conocimiento que nos
trae la neurociencia es que la emoción es la base del aprendizaje, la emoción
es el vehículo que transporta los aprendizajes: “Sólo se puede enseñar a través
de la alegría” dice Francisco Mora Teruel. . Sin
emoción no hay significado, y sin significado no se puede aprender nada (y por
significado se entiende aquí placer o dolor, recompensa o castigo).
La alegría es un sentimiento positivo del
ánimo que nadie duda lleva siempre a hacer cosas. Despierta la curiosidad, focaliza la atención, asocia eventos y sucesos y el individuo aprende fácil. El
sustrato último de esa alegría es la emoción encendida.
La neuroeducación consiste en aprovechar los conocimientos sobre el
funcionamiento cerebral para enseñar y aprender mejor
El cerebro emocional está situado estratégicamente entre las áreas de
procesamiento de toda información sensorial, esto quiere decir que toda
información sensorial es procesada por el cerebro emocional antes de su
elaboración por el cerebro cognitivo. Cuando se contempla una rosa, o cogemos
una manzana, o desciframos una formulación matemática, todos los elementos que
maneja nuestro cerebro para realizar sus operaciones, esos elementos que llamamos
abstractos, ideas, o conceptos, ya se encuentran bañados de emoción, de bueno o
de malo, de significado en definitiva aun cuando sea de forma inconsciente. En
esencia somos seres emocionales.
La enseñanza cambia la física y la química del cerebro del que aprende.
Y esto se multiplica por millones cuando se enseña a niños de pocos años, como nuestros pequeños soñadores de un mundo ubuntu. El
adulto está transformando, en muchos casos quizá para siempre, el cerebro del
niño.
Utilizando el modelo del cerebro en tu mano del autor del libro: “El cerebro del niño. 12
estrategias revolucionarias para cultivar la mente en desarrollo de tu hijo”
Dr. Daniel Siegel.
Este modelo es muy útil para conocer cómo funciona nuestro cerebro en ciertos sentidos, aunque es evidente que el cerebro real el mucho más complejo, así que se trata simplemente de una simplificación.
Para entender el modelo debemos levantar una mano. Nuestra muñeca será a partir de ahora nuestra médula espinal, y la parte central de la palma será el tronco del encéfalo. Esta parte del cerebro es la primera que se formó, tanto físicamente cuando éramos embriones en el útero de nuestra madre, como filogenéticamente, es decir, en cuanto a evolución. Por ello, se le llama “el cerebro reptil”. Proporciona la regulación del cuerpo; básicamente todo lo automático en nuestro cuerpo: respiración, latido del corazón… pero también las respuestas automáticas que nos relajan o nos revolucionan.
Si doblamos el pulgar hacia dentro, representará nuestro sistema límbico. El sistema límbico genera nuestras emociones, se encarga de diferentes aspectos de la memoria y de las relaciones.
Y ahora tenemos que doblar el resto de nuestros dedos hacia abajo, de manera que esta nueva parte del cerebro, que es la corteza cerebral, cubre físicamente el sistema límbico y parte del tronco del encéfalo. Efectivamente, la corteza es la parte más “nueva” del cerebro: la última en aparecer tanto en la línea evolutiva como en el cerebro del embrión, es la única parte del cerebro que madura fuera del útero de la madre, y además es la parte más desarrollada en los humanos. Y sus funciones, por tanto, son más propiamente humanas: es quien procesa el mundo exterior y donde van a impactar las experiencias, hace posible que pensemos, razonemos y reflexionemos.
La corteza prefrontal, que es la que tenemos representada por la última falange de los dedos anular y corazón. Teniendo en cuenta que la orientación de nuestra mano es la misma que la de nuestra cabeza si la levantamos con la palma hacia delante, podemos imaginar fácilmente que esta corteza prefrontal se encuentra más o menos bajo nuestras cejas.
Esta pequeña parte de nuestro cerebro está conectada directamente con el área límbica y el tronco del encéfalo (también es fácil de imaginar porque las estamos tocando con esa parte de los dedos), de manera que las regula, ayudándonos a gestionar, a hacer conscientes y por tanto a mencionar nuestras emociones. Hace que pensemos antes de actuar.
imágenes: https://entreactividadesinfantiles.wordpress.com/2016/05/08/tu-cerebro-en-tu-mano-modelo-del-cerebro-segun-el-dr-siegel/ |
El niño o niña nace con la médula espinal y el tronco encefálico ya maduro para regular todas las funciones automáticas del organismo y los primeros reflejos que el bebé necesita para sobrevivir.
A continuación comienza a madurar el sistema límbico y a través de él se establecen y se crean las conexiones neuronales con la corteza cerebral estas se forman por miles en los primeros 7 años de vida.
Las investigaciones en neurociencia han demostrado científicamente que:
1. NUESTRO CEREBRO CAMBIA Y ES ÚNICO
El cerebro humano es extraordinariamente plástico,
pudiéndose adaptar su actividad y cambiar su estructura de forma significativa
a lo largo de la vida, aunque es más eficiente en los primeros años de
desarrollo (periodos sensibles para el aprendizaje). La experiencia modifica
nuestro cerebro continuamente fortaleciendo o debilitando las sinapsis que
conectan las neuronas, generando así el aprendizaje que es favorecido por el
proceso de regeneración neuronal llamado neurogénesis. Desde la perspectiva
educativa, esta plasticidad cerebral resulta trascendental porque posibilita la
mejora de cualquier alumno.
2. LAS EMOCIONES SÍ IMPORTAN
Las emociones son reacciones inconscientes que la naturaleza
ha ideado para garantizar la supervivencia y que, por nuestro propio beneficio,
hemos de aprender a gestionar (no erradicar). La neurociencia ha demostrado que
las emociones mantienen la curiosidad, nos sirven para comunicarnos y son
imprescindibles en los procesos de razonamiento y toma de decisiones, es decir,
los procesos emocionales y los cognitivos son inseparables .
Además, las emociones positivas facilitan la memoria y el aprendizaje.
Si entendemos la educación como un proceso de aprendizaje
para la vida, la educación emocional resulta imprescindible porque contribuye
al bienestar personal y social.
3. LA NOVEDAD ALIMENTA LA ATENCIÓN
La neurociencia ha demostrado la importancia de hacer del
aprendizaje una experiencia positiva y agradable. Sabemos que estados
emocionales negativos como el miedo o la ansiedad dificultan el proceso de
aprendizaje en los niños. Los contenidos académicos abstractos, descontextualizados e
irrelevantes dificultan la atención sostenida, que ya de por sí es difícil
de mantener durante más de quince minutos. A los seres humanos
nos cuesta reflexionar, pero somos curiosos por naturaleza y es esta curiosidad
la que activa las emociones que alimentan la atención y facilitan el
aprendizaje.
4. EL EJERCICIO FÍSICO MEJORA EL APRENDIZAJE
La práctica regular de la actividad física (principalmente
el ejercicio aeróbico) promueve la neuroplasticidad y la neurogénesis en el
hipocampo, facilitando la memoria de largo plazo y un aprendizaje más
eficiente. Además, no sólo aporta oxígeno al cerebro optimizando su
funcionamiento, sino que genera una respuesta de los neurotransmisores
noradrenalina y dopamina que intervienen en los procesos atencionales. El
ejercicio físico mejora el estado de ánimo (la dopamina interviene en los procesos
de gratificación) y reduce el temido estrés crónico que repercute tan
negativamente en el proceso de aprendizaje.
5. EL JUEGO NOS ABRE LAS PUERTAS DEL MUNDO
El juego constituye un mecanismo natural arraigado
genéticamente que despierta la curiosidad, es placentero y permite descubrir
destrezas útiles para desenvolvernos en el mundo. Los mecanismos cerebrales
innatos del niño le permiten, a los pocos meses de edad, aprender jugando. Se
libera dopamina que hace que la incertidumbre del juego constituya una auténtica
recompensa cerebral y que facilita la transmisión de información entre el
hipocampo y la corteza prefrontal, promoviendo la memoria de trabajo. El juego
constituye una necesidad para el aprendizaje que no está restringida a ninguna
edad, mejora la autoestima, desarrolla la creatividad, aporta bienestar y
facilita la socialización. La integración del componente lúdico en la escuela
resulta imprescindible porque estimula la curiosidad y esa motivación facilita
el aprendizaje.
6. EL ARTE MEJORA EL CEREBRO
La neurociencia está demostrando que las actividades
artísticas (involucran a diferentes regiones cerebrales, en
particular la musical, promueven el desarrollo de procesos cognitivos.
La instrucción musical en jóvenes mejora la capacidad
intelectual como consecuencia de la plasticidad cerebral, sobretodo en aquellos
con mayor interés y motivación hacia las actividades artísticas.
8. SOMOS SERES SOCIALES
Los humanos somos
seres sociales porque nuestro cerebro se desarrolla en contacto con otros
cerebros. El descubrimiento de las neuronas espejo resultó trascendental en
este sentido porque estas neuronas motoras permiten explicar cómo se transmitió
la cultura a través del aprendizaje por imitación y el desarrollo de la
empatía, es decir, qué nos hizo realmente humanos. Se ha demostrado que los bebés
con pocos meses de edad ya son capaces de mostrar actitudes altruistas.
Nuestro cerebro se desarrolla en contacto con otros seres humanos |
El aprendizaje se
optimiza cuando el niño, la niña es un protagonista activo del mismo, es decir, se
aprende actuando. Y esto se facilita cuando es una actividad placentera y se da
en un clima emocional positivo. Nuestro cerebro nos permite mejorar y aprender
a ser creativos y es por todo ello que la neuroeducación resulta
imprescindible.
Si bien, como hemos dicho, todo lo anterior está demostrado científicamente grandes educadores hace mucho tiempo ya sabían muchas de estas afirmaciones y trataban de ponerlas en práctica.
Por hablar de lo más cercano, sin tener que ir a buscarlo fuera de nuestras fronteras hemos comentado en la reunión como LA INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA y a su cabeza el maestro Giner de los Rios fueron pioneros en entender el cerebro de los niños y lo que se necesitaba para que el aprendizaje fuera eficaz.
Francisco Giner de los Rios (1839 - 1915) |
“No cabe promover el
desarrollo de la inteligencia sin el de nuestras restantes facultades”, dice Giner; “El ejercicio físico, mejora las
condiciones de una raza empobrecida; el
dibujo despierta maravillosamente el
espíritu de observación y el amor a la Naturaleza y al arte; el canto inicia el sentido estético en
la esfera más propia y familiar al niño; los
ejercicios y juegos manuales, lo educan para el aprendizaje técnico y dan
rienda suelta a la tendencia plástica y creadora de la fantasía”
Mil gracias a todas las que participasteis en este encuentro (al final no nos hicimos la foto...) pero espero que sirviera realmente para aprender, reflexionar, compartir...en definitiva crecer como adultos que deben estar a la altura de acompañar a los niños y niñas que tenemos a nuestro lado.
Espero vuestros comentarios para animar a los que aún no se han animado a participar 😉
¡NOS VEMOS EN ABRIL!
Yo lo pasé muy bien.
ResponderEliminarMuchas gracias Mayte.