jueves, 17 de marzo de 2016

CUANDO SE "MEZCLAN LAS EMOCIONES"

   
    Y siguiendo con nuestro empeño en clase de que las emociones estén presentes a diario y todos y todas seamos libres de expresarlas en el momento que deseemos, para de esa manera liberarlas y aprender a gestionarlas, continuamos utilizando " las capas de colores" en el aula  (si desconoces para qué sirven puedes verlo en este enlace: EL COLOR DE LA EMOCIÓN) .

   Poco a poco hemos ido observando que hay compañeros y compañeras más dispuestos a expresar sus emociones, también que a algunos que les costaba al principio algo más, han ido llegando al momento indicado en el que han necesitado comunicar al resto cómo se sentía y la capa les ha ayudado.

   También aprendemos a empatizar con las emociones que sienten los otros y a no juzgar: "No es como yo pienso que se debe sentir el otro, es como se siente él". Esto nos ha pasado a veces cuando alguno o alguna observamos el comportamiento de otro y le llevamos una capa que rechaza, por ejemplo la roja de ENFADO y luego cuando la coge él mismo coge la azul y explica: "No estoy ENFADADO estoy TRISTE por..." Entender las emociones propias y de los demás y discriminar entre ellas nos ayuda a aprender a guiar nuestros pensamientos y comportamientos.

   Nos vamos dando cuenta de que no es fácil, de que las emociones en ocasiones "se disfrazan" de otras y de que no siempre se ven y se perciben las cosas de la misma manera, con eso aprendemos a respetarnos y aceptarnos como diferentes que somos.

   Pero nos vamos haciendo mayores y empiezan a ocurrir cosas como esta:

   Tras ver una película  Carmen María se levantó y se puso estas dos capas, al preguntarle la razón su respuesta fue que "tenía que ser así" porque la película le había puesto muy triste pero el final le parecía alegre. "estoy emocionada. Triste y contenta".

   ¡Es magnífico! Empezamos a darnos cuenta que una emoción no es suficiente, que necesitamos poner nombre al estado de ánimo que sigue a la emoción. Al sentimiento que  nos ha provocado.

   Un sentimiento es más estructurado, complejo y estable que la emoción. Es el resultado final de una o de la suma de varias emociones a la que añadimos la razón o el pensamiento.

   Carmen María quiso poner nombre a lo que había sentido en esa mezcla de emociones: "Estoy emocionada", quizás otra persona le hubiera llamado: fascinación, embeleso, dicha... ¿Quién sabe?

   Se estableció un debate interesante en clase sobre los sentimientos surgidos al final de la película, incluso en un momento,  Mario se levantó y poniéndose la capa negra dijo: "A mi lo que me ha dado es un miedo...".

   La película era de dibujos, la habían visto en la clase de religión y era sobre la Semana Santa.


   Y a partir de aquí vamos intentando expresar y dar nombre a las emociones que nos llegan y claramente aparecen entrelazadas.

   Después del momento en que Zara decidió ponerse la roja y la azul juntas y cuando se encontró con ganas de compartirlo, nos dijo que no sabía "si estaba más enfada o más triste por..."

   ¿Serías vosotros, adultos, capaz de dar nombre a un sentimiento así? ¿Amargura? ¿Aflicción? ¿Frustración?
¿Desconsuelo?

   Ella ya va identificando las emociones que se entremezclan, con el tiempo sabrá darle un nombre y lo que es seguro es que si sigue trabajando estos aspectos sabrá gestionarlas y aprender a regular su inteligencia emocional.


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