La gratitud da sentido a nuestro pasado,
trae paz al presente
y crea una visión para el mañana.
"Es muy importante enseñar a los niños y las niñas a ser agradecidos, a decir “por favor”, “gracias”, a tomar en cuenta a los demás.
La gratitud es una característica fundamental de la personalidad que promueve el deseo de vivir una vida de servicio.
Los niños y las niñas a los que se les enseña a ser agradecidos son más sensible a los sentimientos de los demás. En cuanto la gratitud se convierte en una forma de vida, la empatía echa raíces y destierra al egoísmo conforme los niños aprenden a mirar al mundo afuera de sí mismos. Por otro lado, los menores a los que no se les enseña la gratitud tienden a sentirse que todo lo merecen por derecho propio y, como el mundo no está a sus pies, -pues así no es la vida- tenderán a sentirse siempre decepcionados y frustrados.
Inculcar la gratitud en la infancia desde temprana edad los beneficiará más tarde en su vida. Un estudio de la Universidad de California (2003) muestra que la gente agradecida reporta niveles más altos de felicidad y optimismo, y niveles más bajos de depresión y estrés."
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